Bien dicho está eso de que el amor nos vuelve idiotas, aunque en muchos casos (en el cual me incluyo) es más grave, nos vuelve estúpidos.
Más que nada, mi estupidez se debe al miedo, ese miedo que me ataca cada vez que me decido a decirle todo lo que siento (me refiero a “Vanessa”) y que al final, me reduce a nada, a una nada tan miserable, que no tiene voz ni fuerza para siquiera enviarle un mensaje diciéndoselo.
Sé que mi estupidez es algo que no puedo alejar de mí mientras sienta lo que siento por ella, por eso estoy condenado a seguirla amando, aún después de tratar de olvidarla, aún después de decidirme a dejar de pensar en ella.
Por ello, estoy decidido, por fin me decido (no a decírselo personalmente, pero espero que esto me dé un poco mas de valor para llegar a ese nivel) a hacerlo público:
Acepto que soy cobarde, porque no tengo el valor suficiente para decirle lo que siento personalmente.
Acepto que soy un estúpido, por ser tan cobarde para decírselo, pero, sobre todo ACEPTO que la AMO, la amo a más que nada en el mundo, y que por ella, por ella, estoy dispuesto a serlo (claro que no por mucho tiempo, estoy seguro que se lo voy a decir… xD, ojalá sea pronto y esto me impulse a que se cumpla)
Bien mi amigo Daniel lo dice, esto nos vuelve estupidos; en el buen sentido de la palabra.
Es cierto, esto se nos apodera sin querer, nos toma por sorpresa, nos cautiva y nos embruja ; es que acaso no se puede vivir sin amor?..... es tan imposible…..yo diria que si, pero no de la misma forma que ser amado, algo asi como ser un feliz infeliz; vamos, quien tendria valor para declararse NADIE!!!, bueno es mi caso me considero muy cohibido y timido!, pero cuando pasa el tiempo me voy desenvolviendo.
Tienes razon Daniel!, decidirse es algo bueno, pero todo a su tiempo; todo con calma, tampoco es bueno esperar tanto tiempo!, pero a veces buscamos “señales” para tener ligera confianza, de poder hacerlo, tampoco es bueno lanzarze!, por que te puedes caer de trasero, y eso creanme duele mas que querer en silencio.
Atentamente: Daniel Sanz y Martín Robles
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