Era Agosto, tan ruin y lluvioso. Era el chico nuevo de la clase, el antisocial, el mudo y callado por excelencia con la única intención de ser el mejor de clase.
Se trataba de una academia, iba a postular y todos teníamos el mismo anhelo ingresar a la universidad cuya estimulante pero sofocante ubicación estaba al frente de nosotros.
Lamentablemente mi maldito instinto de sociabilidad pronto saldría a flote y comenzaría a agitar la sin hueso en velocidades colosales, quería ser parte de ellos y no sentirme excluido de mi futuro grupo de colegas universitarios.Hasta que derrepente una figura algo amorfa pero familiar se me acerco y me susurro si le podía explicar un ejercicio de Geometría. Tono amable, bonachón, obeso tipo medio, gafas negras y sobre todo máxima fascinación por vestirse totalmente de negro; o mejor dicho Miguel Angel Quiñones Guerra, mi mejor amigo por excelencia, pero algo celoso y jodido por ratos.
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